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Al sanar mis heridas del pasado comprendí que, contrario a lo que creía, siempre he sido libre, pues puedo elegir conscientemente cómo quiero interpretar el mundo. Hacerme responsable de mis elecciones es, entonces, lo que se llama vivir en libertad. 

En este punto ya sabrás que estudié derecho porque quería salvar el mundo 😅. En el camino me di cuenta de que se necesitaba mucho más que eso para generar un impacto positivo en la sociedad. Desanimada, me rendí ante la rutina diaria y me conformé con recibir un salario, ahorrar y esperar las vacaciones, porque así se supone que viven los adultos.

Para escapar de la insatisfacción de hacer algo que no me llenaba completamente, empecé a viajar, y durante muchos años, creí que esa era mi mayor motivación en la vida.

Me acostumbré al desarraigo, la soledad y a la sensación de abandono. 

Viajar me permitió conocer lugares históricos, exóticos, lujosos, tecnológicos y otros muy vulnerables y empobrecidos, los cuales terminaron agregando características multiculturales a mi personalidad. Me volví más tolerante, empática, recursiva, creativa, flexible y fortalecí mi capacidad de adaptación. A la vez, me acostumbré a escapar, a ser una extraña, incluso en mi propio país y en mi familia. También me acostumbré al desarraigo, la soledad y a la sensación de abandono. Viajar se convirtió en el bálsamo que maquillaba la desconexión que sentía en mi interior.

Un día, en medio de una profunda crisis emocional, decidí buscar ayuda. Di con la biodescodificación, una terapia que busca el origen emocional de las enfermedades para encontrar la forma de sanar. Busqué a un terapeuta que me guiara en el proceso y di con un ángel llamado Thatiana Salazar. De la mano de Thati y entre talleres, llantos, meditaciones y psicomagia, me embarqué en un viaje de autoconocimiento sin boleto de regreso. Me di cuenta de que había pasado años buscando experimentar sensaciones en diferentes destinos y que conocía tantos detalles curiosos de otras culturas, pero sabía muy poco de mí misma, de mis miedos, de mis cualidades, de mis sueños. En últimas, no sabía quién era yo.

El despertar del letargo de la soledad y la desconexión tuvo tal impacto en mí que decidí emprender mi camino para guiar a otros en su proceso de reconexión. Me certifiqué como coach de vida, coach espiritual e hipnoterapeuta y complementé mis estudios con otras técnicas incluyendo Rapid Transformational Therapy® (RTT), Freedom Healing®, Access Bars®, Sanación de los Registros del Inconsciente, Claves Tonales Pleyadianas y Numerología Siriana® 

Hoy acompaño a hombres y mujeres a recordar quiénes son en realidad, a sanar las heridas del pasado, soltar el miedo y atreverse a ser auténticos en todas las áreas de su vidas. 

Ahora te puedo decir con certeza que viajar no es mi mayor motivación; viajar es solo uno de tantos pasatiempos que disfruto porque me permite conocer más de mí y de la hermosa humanidad que somos. Mi verdadera motivación es ser el cambio que quiero ver en el mundo. Confío plenamente en que al compartir mi camino con otros y, a la vez, nutrirme de su perspectiva, gestaremos juntos una sociedad mejor en la que todos seamos auténticos y, por tanto, verdaderamente libres.

 

Espero me des el privilegio de acompañarte en tu proceso. ¡Escríbeme!, cuéntame en qué parte del viaje vas.

 

Con amor,

Cristina

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